Sor Juana y Quevedo...todo se puede decir
Las palabras eran perlas con las que podría hacer collares, ladrillos con los que construiría castillos, lodo con el que fabricaría personas...
Sor Juana precursora de la nueva mujer I
La palabra de sor Juana se edifica frente a una prohibición…Su decir nos lleva a lo que no se puede decir...
Sor Juana precursora de la nueva mujer II
Curiosa irredenta, estudiosa del mundo que le tocó vivir, poeta, mujer misterio, fiel a su vocación
Mujeres inconvenientes, sin centavear
Su producción literaria se caracteriza por su sinceridad y fuerza, que alcanzan tonos desconocidos de sus contemporáneos
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3 de febrero de 2013
2 de agosto de 2012
Revista Nexos: Ángeles Mastretta, Loas y caos sin una biblioteca (extracto)
Exquisito texto de la siempre genial Ángeles Mastretta, publicado en la revista Nexos.Si ella descubrió a sor Juana en secundaria, yo la leí a ella a placer en la preparatoria.
La poesía es un consuelo venga de donde venga. Tengo también a Lope y a Quevedo. En cierto modo a Góngora porque tengo a sor Juana que a mí me gusta más. A sor Juana, aquí cerca, muchas veces encima del escritorio, para robarle un adjetivo o responderle con sus propias palabras: “oyendo vuestras canciones / me he pasado a cotejar /cuán misteriosas se esconden /aquellas ciertas verdades / debajo de estas ficciones”. Ocurrencias así, hasta en los “Autos y Loas” donde uno diría que no se entiende mucho de nada. Pero en donde todo suena a todo y cada todo es excepcional. Gran lugar común que un tiempo no lo fue y ahora no mucho se frecuenta: la querida monja. Yo con ella sí puedo decir que he estado desde siempre, porque a los catorce años me sedujo con las contradicciones que en su ánimo provocaban Feliciano y Lisardo, Fabio y Silvio. Recuerdo lo que fue leerla por primera vez, en un libro de literatura para segundo de secundaria. Me acuerdo hasta del tono que había en la luz de esa mañana en el colegio. Siempre fui como de otro siglo, para eso de contar los amores. Aunque no me hubiera gustado vivir en tiempos de sor Juana. ¿A quién? Del pasado los libros y los sueños, a mí que me dejen el presente para tirarlo a diario por la ventana de los diarios. Para curarme con aspirinas los daños y los riesgos. Para venerar a la Sor sin vivir en su convento.
Texto completo en: http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=2099364
Fecha de publicación: 01/07/2011
4 de julio de 2011
Sor Juana y Quevedo...todo se puede decir
"Las palabras eran perlas con las que podría hacer collares, ladrillos con los que construiría castillos, lodo con el que fabricaría personas. La poesía también sería una máscara, tras la cual escondería sus verdaderas intenciones. ¿Por qué no pensar en Francisco de Quevedo, un poeta genial? Él era el ejemplo a seguir. Bastaba con recordar la anécdota aquella de cuando los caballeros de la corte habían apostado a que nadie se atrevía decirle a Su Majestad, la reina de España, que era coja y él, Quevedo, por medio de un poema virtuoso se lo enrostró: «Entre el clavel y la rosa, Su Majestad escoja... »
Sor Juana podría expresarse a plenitud sin dejarse sorprender ni acusar por cualquier prelado de la Inquisición. Copiaría al gran maestro. Todo se puede decir sabiéndolo decir. ¿Qué la vida es un juego? A ver quién me atrapa" - Extracto del libro