12 de Noviembre natalicio de Sor Juana

Evocación a Sor Juana en su cumpleaños

Sor Juana y Quevedo...todo se puede decir

Las palabras eran perlas con las que podría hacer collares, ladrillos con los que construiría castillos, lodo con el que fabricaría personas...

Sor Juana precursora de la nueva mujer I

La palabra de sor Juana se edifica frente a una prohibición…Su decir nos lleva a lo que no se puede decir...

Sor Juana precursora de la nueva mujer II

Curiosa irredenta, estudiosa del mundo que le tocó vivir, poeta, mujer misterio, fiel a su vocación

Mujeres inconvenientes, sin centavear

Su producción literaria se caracteriza por su sinceridad y fuerza, que alcanzan tonos desconocidos de sus contemporáneos

7 de septiembre de 2013

El valor de las amas de casa, del gasto familiar a pucheros, escobas y poesías.


poetas
Sor Juana Inés de la Cruz y la Crianza

25 de agosto de 2013

Testamento de Sor Juana es clave para entender su vida


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La poetisa decidió donarse entera a Dios, al entregar la ganancia de la venta de su amada biblioteca a los necesitados.

  • El hallazgo coincidió con el 360 aniversario del natalicio de la Décima Musa
  • Investigador asegura que pólemico hallazgo devela su religiosidad y verdaderos deseos
CIUDAD DE MÉXICO (29/DIC/2011).-  El hallazgo del testamento del sacerdote José de Lombeyda Ward, que data del 15 de junio de 1695, en el que se establece que la llamada 'Décima Musa', Sor Juana Inés de la Cruz, dona su biblioteca para ser vendida y obtener recursos para los más necesitados, representa un documento clave para entender la vida de la monja jerónima.  

El biógrafo y maestro en Letras, Alejandro Soriano Valles, afirma que el dato encontrado a principios del presente año en el Archivo General de la Nación, no es menor, ya que hasta hace pocos años se creía que la poeta había sido obligada, por la jerarquía católica, a deshacerse de su bien más preciado: su biblioteca.  

En su artículo 'Sor Juana y sus libros. Un polémico hallazgo documental', publicado en el número más reciente de la revista 'Relatos e Historias de México', el también ensayista y crítico literario afirma que el testamento confirma tanto la religiosidad de Sor Juana, como su luminosa actividad intelectual.  

Aunque todavía hay mucho por averiguar, advirtió, se sabe que Lombeyda fue un amigo que acompañó a la también llamada 'Fénix de México', a lo largo de buena parte de su vida. Fue elegido como agente para la venta de sus preciosos libros y estuvo ligado a ella en momentos cardinales.  

Un ejemplo, dijo, fue cuando las jerónimas la aceptaron como monja profesa, don José fue uno de los otorgantes de la toma de hábito y bendición el 8 de febrero de 1668 y un año después testificó en su testamento.

El hallazgo coincidió con el 360 aniversario del natalicio de Sor Juana, y por tanto, expresó el especialista, ha resultado venturosa su aparición, pues no permite dudas sobre el destino de la biblioteca de la Décima Musa.

'Este papel confirma lo que (Diego) Calleja (jesuita que escribió su primera biografía) y (Juan Ignacio María de) Castorena (considerado el primer periodista mexicano) atestiguaron', advirtió.

Calleja y Castorena, apuntó, certifican que los donó para 'enajenarse evangélicamente de sí misma' y 'dar de limosna hasta su entendimiento en la venta de sus libros, su precio puso en el erario de los pobres, las benditas manos de su prelado, el esclarecido señor doctor don Francisco de Aguiar y Seijas, dignísimo arzobispo de México', según testimonio del primero.

En aquel tiempo, agregó, México sufría inundaciones y carestías, de forma que la poetisa decidió donarse entera a Dios, al entregar la ganancia de la venta de su amada biblioteca -que era grande- a los necesitados.

Sor Juana se fue del mundo, el mundo siguió con ella


  • Elvridge-Thomas analizó junto con Cecilia López Ridaura la obra de la Décima Musa

    • Sor Juana pudo no sólo escribir, sino desarrollar su talento, que en cualquier otra condición hubiera sido más difícil
    CIUDAD DE MÉXICO (23/MAY/2013).- Sor Juana Inés de la Cruz se alejó del mundo para poder dar rienda suelta a su inquietud intelectual, sin embargo, el mundo nunca la abandonó, pues al convento de San Jerónimo, donde ella se enclaustró por gusto, entraba gente y las noticias fluían, señaló Roxana Elvridge-Thomas.
    Al participar anoche en la sesión "Una habitación propia: Sor Juana, presa de conciencia", dedicada a analizar aspectos en la obra y pensamiento de Sor Juana Inés de la Cruz, la dramaturga Elvridge-Thomas sostuvo que "ella entró por su propio pie al convento de San Jerónimo para hacer el grueso de su obra".

    En la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, la también investigadora se refirió en el sentido de que Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, mejor conocida con el paso del tiempo como Sor Juana Inés de la Cruz, tenía, como mujer del Siglo XVII únicamente dos opciones para hacer su propia vida:


    La primera, dijo, casarse, muy probablemente con algún patán de la época, y nada más dedicarse a lo que las mujeres de entonces se dedicaban. Es decir, a las labores propias del hogar, y a tener, educar y atender a muchos hijos, los cuales seguramente con los años le sacarían canas verdes y la enfermarían.


    La segunda, explicó enseguida la experta en el tema, entrar a un convento y hacer lo que le gustaba: Escribir. "Primero entró al convento que hoy es el centro de cultura Ex Teresa Arte Actual, cerca de la Catedral. Ahí enfermó y las monjas la regresaron a las autoridades que la habían recomendado".

    Una vez recuperada su salud, abonó a sus declaraciones, "se fue a refugiar al Convento de San Jerónimo, donde con su dinero acondicionó su celda para vivir tranquila y cómoda". Cada monja jerónima, según sus recursos, hacía su celda-casita linda, por eso Virginia Woolf escribió la obra "Una habitación propia", se dijo luego.

    Este ciclo retomó esta noche una de las obras más importantes en lengua hispana a partir de un diálogo con el ensayo "Una habitación propia" de la escritora británica Virginia Woolf, donde reflexiona en torno a las dificultades y necesidades históricas que han tenido las mujeres para acercarse a la escritura.

    Para Sor Juana, el hecho de vivir en un convento proporcionó esa habitación propia de la que habla Woolf en su ensayo, pues esto le permitió no sólo escribir, sino desarrollar su talento, que en cualquier otra condición hubiera sido más difícil debido a la época en la que vivió, destacó por su parte Cecilia López Ridaura.
    Escritora, López Ridaura añadió: "Sor Juana es una gran figura del barroco hispánico. Si bien es difícil inscribirla en el sentido del feminismo porque ese concepto no tiene que ver con su época, y puesto que sigue siendo una mujer de su época, fue más bien una mujer con capacidades extraordinarias".
    A López Ridaura le interesó hoy hablar acerca de "La carta Atenagórica", documento que Sor Juana Inés de la Cruz escribió como una réplica al sermón del padre jesuita portugués Antonio Vieira (1608-1697), en la que reflexiona acerca de la mayor expresión de amor de Cristo al momento justo de morir.
    "Esta misiva suscitó opiniones encontradas en algunas personas que no estaban de acuerdo con Sor Juana, como por ejemplo Sor Filotea de la Cruz (seudónimo del obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz), de quien se defendió con argumentos sólidos su derecho a escribir acerca de temas teológicos", concluyó.

    Fuentehttp://www.cronica.com.mx/notas/2013/755375.html

    Sor Juana, La Malinche y Frida: la trinidad del alma mexicana

    • El escritor Américo Larralden presenta ''El eclipse del Sueño de Sor Juana''
    • En su libro, el investigador mexicano presenta una faceta de Sor Juana que no se había observado hasta ahora: con grandes conocimientos de astrología y astronomía




    CIUDAD DE MÉXICO (23/FEB/2012).- La poetisa Sor Juana Inés de la Cruz, junto con la intérprete de Hernán Cortés, La Malinche, y la pintora Frida Kahlo, son la "trinidad del alma mexicana", declaró hoy a Efe el escritor Américo Larralde.

    "Creo que, junto con la Malinche y Frida Kahlo, Sor Juana constituye la trinidad de nuestra alma mexicana, 'la tres veces hermosa (que) / con tres hermosos rostros ser ostenta'", dijo Larralde al comentar su libro "El eclipse del Sueño de Sor Juana" (Fondo de Cultura Económica 2011).

    En su libro, el investigador mexicano presenta una faceta de Sor Juana que no se había observado hasta ahora, "una Sor Juana con los suficientes conocimientos de astrología y astronomía como para estructurar con base en ellos lo que ella considera su mejor obra, la única que por su gusto hizo: Primero Sueño". 

    Sor Juana (1648-1695) nació en Nepantla y creció en Amecameca, a las faldas de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, comenzó a leer a los 3 años y desde entonces demostró un ansia "desmedida" por aprender de manera autodidacta, debido a que las universidades estaban vedadas para las mujeres en esa época.

    Además, desde pequeña desarrolló una gran capacidad para escribir poesía, que la llevó a ser muy reconocida y calificada como "la Fénix de América" y "la Décima Musa" en los círculos intelectuales de la Nueva España, y más tarde en todo el mundo hispánico. 

    Larralde aseguró que la poesía de Sor Juana sigue cautivando a las nuevas generaciones, en particular "sus sonetos amorosos debido a la belleza y pasión de sus versos de amor, 'el lirismo arrebatado', como dijera don Alfonso Reyes". 

    También atraen "su denodada defensa de la libertad de pensar, aun contra toda autoridad (...), su alta poesía intelectual y su insaciable deseo de conocimiento arriesgándolo todo en el empeño, y su carácter juguetón y travieso que aligera festivamente tantas ensaladas, jácaras y villancicos".

    El escritor consideró que tres siglos después de la muerte de Sor Juana, su obra y personalidad continúan generando nuevos estudios, ensayos, análisis, homenajes y reuniones académicas, debido a que fue la máxima poeta de México y la enciclopedista renacentista más importante de todos los tiempos. 

    Asimismo, destacó que fue una mujer que desafió a toda la sociedad patriarcal de su tiempo y rompió los esquemas machistas y misóginos de los últimos 10 mil años, y que sin más recursos que su inteligencia y su voluntad asimiló todo el conocimiento de su época.

    Agregó que se ha puesto en duda considerar a Sor Juana como una "mística religiosa", pero aclaró que en su poema favorito, Primero Sueño, "al ascender su alma en un salto intuitivo hacia la Causa Primera, expresa lo inefable de la unión del alma individual con 'el Alto Ser', con una bella metáfora de indudable corte místico:

    'La cual (el alma), en tanto, toda convertida
    a su inmaterial ser y esencia bella, aquella
    contemplaba, participada de alto Ser, centella
    que con similitud en sí gozaba'".

    Larralde aseguró que estos versos pertenecen a "la gran tradición de los místicos de todas las religiones, que con metáforas parecidas han expresado su anhelo, o inclusive la experiencia de ser Uno con el Amado, El Altísimo Dios".

    Añadió que Sor Juana comparte la visión teológica de Nicolás de Cusa sobre el Universo y Dios.

    "Así, nos lo dice la propia poeta, su universo no es el cerrado mundo ptolemaico, sino el universo infinito de Nicolás de Cusa y de Giordano Bruno, donde la Tierra es uno de los infinitos centros de un universo cuya circunferencia no está en ninguna parte", abundó.

    En su libro, Larralde recuerda que Sor Juana sabía de astrología y que Primero Sueño fue escrito a partir de un eclipse lunar "sobre el cielo estrellado en movimiento de la Ciudad de México, la noche del solsticio de invierno de 1684 y el amanecer del siguiente día".

    El lenguaje astrológico, "tan difundido en el siglo XVII en la Nueva España, actualmente ha caído en desuso en los medios académicos", apuntó.

    Fuente: http://www.informador.com.mx/cultura/2012/359288/6/sor-juana-la-malinche-y-frida-la-trinidad-del-alma-mexicana.htm?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter&utm_campaign=Feed%3A+informador-cultura+%28El+Informador+-+Noticias+de+Cultura%29

    Sor Juana y un ejercicio de agudeza extrema


    Sor JuanaEn una época donde parecen no existir nuevos lenguajes literarios en la poesía, donde “lo nuevo” es simplemente un slogan y los procedimientos de construcción navegan en las aguas de lo literal, quizá Sor Juana, a través de un ejercicio de agudeza extrema, pueda recordarnos que la poesía es, ante todo, la exploración de las posibilidades significativas del lenguaje. Un texto de Alí Calderón.



    Sor Juana y un ejercicio de agudeza extrema

    Durante el siglo XVII, la poética de la agudeza fue piedra de toque de las preceptivas literarias. Y lo era porque, fundamentalmente, constituía una toda una visión de mundo. El italiano Emmanuele Tesauro, por ejemplo, pensaba que la agudeza del hombre no es sino un reflejo de la agudeza de la naturaleza y de Dios mismo. Escribe: “los Ángeles mismos, la naturaleza, el gran Dios, al conversar con los hombres, han expresado sus agudezas, verbales o simbólicas, sus más intrincados e importantes secretos”. Así, según la concepción que se fue formando en los Siglos de Oro, la agudeza, en palabras de Joao Adolfo Hansen,

    resulta de la sindéresis prendida en el alma del acto perceptivo y en el acto intelectivo del juicio. Como un silogismo retórico o entimema, la agudeza desdobla sensiblemente, en el espacio y en el tiempo, la calidad ético-teológica de la participación de su observador en la Luz divina. Dicho de otro modo, el decoro retórico de los estilos agudos materializa el decoro ético del juicio que los produce.

      De esta manera, el poeta que emplea agudezas, de algún modo, participa o muestra o hace visible a los ojos de sus lectores la acción creadora de Dios. El propio Hansen abunda:

    Por primer postulado, la representación colonial presupone el carácter universal del disegno en la mente humana. El disegno es, en el juego de palabras italiano, segno de Dio, signo de dios, designio de la presencia de la luz natural de la Gracia que actúa amorosamente en la naturaleza y en la historia. Las preceptivas italianas y españolas que circularon en las colonias portuguesas tratan justamente de la posibilidad de haver visible el diseño mental de la Luz en recetas de agudezas, como es en el caso de las “25 cautelas para uso de las agudezas” de Peregrini; “de los teoremas prácticos” articulados a las diez categorías aristotélicas, de Tesauro; o de las “Crisis” de Gracián.

    En literatura, la agudeza (lo que luego habría de identificarse con “ser conceptuoso”) consistía en la capacidad del poeta para aproximar, unir o lograr la identidad de dos términos o ideas aparentemente lejanas, inconexas e irreconciliables. Más tarde Mijail Lomonosov afirmará que el secreto de la literatura es conjugar ideas lejanas. En un metalenguaje actual, la agudeza da cuenta de manejos retóricos ligados fundamentalmente a los metasememas y a los metalogismos, es decir, a operaciones que alteran el plano de la forma del contenido aunque las tradicionalmente llamadas “figuras de construcción”, identificadas con las operaciones de metaplasmo y metataxis, no quedan excluidas de su sistema. A final de cuentas,  según mi perspectiva, la agudeza es un intento por alejarse de la transparencia del lenguaje, de su grado cero, una organización retórica con la intencionalidad estética de develar o sugerir una semejanza o nexo significativo entre dos o más términos o niveles de lectura o planos lingüísticos (expresión y contenido a través de la ley de la isomorfía) para generar discursos poco predecibles, sorpresivos, y fundamentalmente plurisémicos o polisémicos. De ese modo, la agudeza no es sino una manera de actuar por parte del poeta que asegura la eficacia en los rubros que dan cuenta de la calidad literaria de una obra: la autorreflexividad y la multiplicidad interpretativa.
                Sor Juana podría servirnos como ejemplo claro del empleo de un tipo muy particular de agudeza, más allá de los artificios comunes de construcción y que, aún hoy, podría arrojar luz para encontrar un nuevo lenguaje literario. Me referiré a uno de sus cinco sonetos burlescos, “Aunque eres Teresilla tan muchacha”, uno de esos poemas en los que, según Méndez Plancarte, se muestra esa “sal picaresca y aún demasiado gruesa” de la monja jerónima:

    Aunque eres, Teresilla, tan muchacha,
    le das quehacer al pobre de Camacho,
    porque dará tu disimulo un chacho
    a aquél que se pintare más sin tacha.

    De los empleos que tu amor despacha
    anda el triste cargado como un macho,
     y tiene tan crecido ya el penacho
    que ya no puede entrar si no se agacha

    Estás a hacerle burlas ya tan ducha,
    y a salir de ellas bien estás tan hecha,
    que de lo que tu vientre desembucha

    sabes darle a entender, cuando sospecha,
    que has hecho, por hacer su hacienda mucha,
    de ajena siembra, suya la cosecha.

    El poema es bastante claro. Se advierte en él, como dice Lazarte, “la mezcla de la imitación clásica con la voz popular”. La altísima estimación del ingenio y la búsqueda rococó de la agudeza son de raigambre culta mientras el pie forzado, la temática, los giros lingüísticos son de índole evidentemente popular. La monja emplea la desproporción para generar el efecto de lo ridículo, antesala de la comicidad. Teresilla se burla una y otra vez de Camacho, su marido. La infidelidad ha llegado a niveles increíbles de cinismo. Este es el punto en que sor Juana entiende que las distintas aristas de la agudeza potencian el efecto polisémico del poema. Me llama la atención particularmente el asunto de los nombres propios en el texto. ¿Por qué llamar a los personajes Camacho y Teresilla? ¿Carece de relevancia este procedimiento? ¿La asignación de un nombre a los personajes del discurso habrá sido dejada al azar, impulsada por la ingenuidad, por el mero capricho?
    Pienso que no.
    En su Respuesta a Sor Filotea, Sor Juana demuestra conocer sobradamente la preceptiva de Baltasar Gracián. En algún momento, el jesuita aragonés escribió que “siempre el nombre fue origen de grandes conceptos”. Por ello, no resulta extraño que los nombres de Camacho y Teresilla presenten un carácter simbólico, que estén dotados de semas o rasgos distintivos que abren nuevas posibilidades significativas. Según los diccionarios etimológicos de Gutierre Tibón, el apellido Camacho deriva de Gama “femenino de Gamo, latín gammmus […] animal semejante al corzo”. Este animal desarrolla una pequeña cornamenta de la misma manera en que el hombre burlado del soneto un penacho. ¿Casualidad? Seguramente no. Igualmente interesante resulta la observación de que una de las acepciones de “Teresa” sea “la cosechadora” y que el soneto se concluya precisamente con esa idea. De este modo, la relación de semejanza entre el nombre de los personajes del poema y su rol o participación en él, con su respectivo toque de mordacidad, da cuenta de un extraordinario y poco habitual ejercicio de agudeza.

    Círculo de Poesía - Revista electrónica de literatura
    Aviso: Los comentarios son responsabilidad de sus autores. 
    No necesariamente representan la opinión del Círculo de Poesía.
    Círculo de Poesía. Revista electrónica de literatura. Año 3, semana 46, noviembre, 2012 Publicación semanal editada por Territorio Poético A.C. Azabache 136-A Lomas del Mármol, Puebla, Pue. C.P. 72574. www.circulodepoesia.com Editor responsable: Alí Calderón.

    Revista Algarabía: Los amores de Sor Juana


    Los amores de Sor Juana


    Los amores de Sor Juana
    Mis amores, de paseo por las calles del Centro de esta ciudad he escuchado a los corrillos murmurar fuertes declaraciones acerca de dos personajes imprescindibles de ella: la virreina María Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, y la famosa monja poeta, Sor Juana Inés de la Cruz.
    Nueva España, 1686
    Hace ya seis años que la condesa llegó a la Nueva España acompañando a su marido, el virrey Antonio de la Cerda, y una de las primeras cosas que leyó fue la poesía de sor Juana, que admiró antes de conocerla personalmente.
    Desde que las presentaron, poetisa y virreina se cayeron bien y se hicieron muy amigas. Doña María Luisa, quien por cierto, es una mujer bellísima, empezó a visitar con frecuencia el convento de San Jerónimo, donde Sor Juana tiene una enorme celda llena de libros —se dice que son cuatro mil volúmenes— e instrumentos de medición.
    Los últimos seis años han sido muy productivos para la monja escritora, quien tal vez se ha sentido muy inspirada a escribir gracias a la influencia de su amiguita la marquesa. Pero Sor Juana escribe unos versos que han escandalizado bastante a la timorata sociedad novohispana. En ellos, describe de forma por demás erótica las características físicas de María Luisa Manrique de Lara. Juana de Asbaje no para de admirar los ojos, los brazos, la boca, el cuello y… otras partes de la anatomía de la condesa, además de sus bellezas espirituales y demás dones que, según Juanita, posee la virreina.
    Obviamente, luego de leer los apasionados poemas donde sor Juana le jura a doña María Luisa que la adora y la venera, la gente no deja de hablar, dicen que la monja le ha regalado a su «amiga» un anillo y un retrato suyo, que la Manrique conserva como sus bienes más preciados. ¿Será que estas dos andan? Yo no sé, es muy su vida, pero lo cierto es que me enteré de una noticia que a sor Juana le va a caer como balde de agua helada, y es que el rey de España acaba de nombrar un nuevo virrey, por lo que don Antonio de la Cerda deberá regresar a la Madre Patria en compañía de su bella mujercita. ¿Qué será de la monja poeta sin su noviecita? Ay, no quiero ni pensarlo…
    Au revoir!
    Revista Algarabía

    6 de agosto de 2013

    Sor Juana, "Cazadora de Musas"

    El autor relata:

    Hace unos meses, un amigo estaba bromeando  respecto a nuestra clase de literatura novohispana, y de cómo Sor Juana había viajado en el tiempo para matar a las musas griegas y quitarles sus poderes para que eventualmente la llamaran la Décima Musa. 
    Como le había prometido un dibujo a este hombre, por que me regaló muchos dulces por navidad... aquí está lamento que tenga tantos errores, pero como dije, lo inicié hace varios meses y ya quería terminarlo de una vez por todas XD


    :iconlimstellalebrun:

    Sor Juana, en el mural "Canta y no llores"


    Acerca de la obra:

    "Este es un encargo exclusivo para el reataurant de Comida Mexicana Pop de amigos: "DOÑA PAPA". La ilustración es para un mural con personajes de México como Sor Juana, Frida, Cantinflas, María Félix, El Santo, Kaliman, José Alfredo y más cantando alegres a las penas en la cantina tomando un buen tequila." - El autor de la obra en 
    deviantart.com

    Autor: Garguile
    Disponible en :http://garguile.deviantart.com/gallery/?catpath=scraps

    :icongarguile:

    2 de agosto de 2013

    La "Varita de Sor Juana"


    Hecha de madera de manzano, tibetano negro, cristal de cuarzo punto, esfera de cristal de cuarzo, amonita fósil, y  placa de cobre.


    La ausencia en los ojos, la presencia en los lejos



    Me acerco y me retiro:
    ¿quién sino yo hallar puedo
    a la ausencia en los ojos
    la presencia en los lejos?
    Extracto de: Me acerco y me retiro
    Sor Juana Inés de la Cruz
    12 de noviembre de 1651 – 17 de abril de 1695

    Revista Letras Libres: Sor Juana, contadora

    El convento de San Jerónimo administraba edificios y prestaba dinero. Sor Juana, a la par que escribía la poesía más notable de su tiempo, fue ahí contadora. Álvaro Enrigue descubre cómo el lenguaje mercantil enriqueció sus poemas.
    Mayo 2013 | Tags: 

    En Memoria de Sor Juana Inés de la Cruz, libro de José Serrato

    25 de junio de 2013

    "Una sorjuana", billete de 200 pesos

    BILLETE DE 200 PESOS
    Tiene en su anverso la efigie de Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), cuyo nombre verdadero fue Juana de Asbaje. Sor Juana es considerada la figura más importante de la literatura barroca hispanoamericana.En el reverso del billete está el convento de San Jerónimo, donde Sor Juana vivió la mayor parte de su vida y escribió sus obras. El convento se ubica en el Centro de la Ciudad de México.
    El billete tiene las siguientes dimensiones: 6.6 centímetros de alto por 15.6 centímetros de ancho.

    Billete de 200 pesos Mexico
    Billete de 200 pesos Mexico

    22 de junio de 2013

    Ensayo teatral de "Ah de las mazmorras", villancico de Sor Juana Inés de la Cruz

    Ensayo del montaje del juego teatral "Música divina, humanas letras" 25 de mayo 2010, villancico de Sor Juana musicalizado por compositor anónimo del barroco hispanoamericano, intérprete Coro de la Universidad del Claustro de Sor Juana, dirigidos por Rita Guerrero.


     

    31 de mayo de 2013

    Sor Juana, a través de la lente de Josephine Sacabo

    La Pasion Denota un original
    Sacabo, Josephine , b. 1944 
    Sor Juana, 2008 
    11 x 14 cm 
    fotograbado

    9 de mayo de 2013

    Revista Letras Libres: Ovidio en el iPod

    FOTOGRAFÍA

    Ovidio en el iPod 

    Diciembre 31, 2007 | Autor: 

    Gabriel Gutiérrez

    Fuente:http://www.letraslibres.com/imagenes/ovidio-en-el-ipod-4587?orden=autor

    1 de mayo de 2013

    Yo te vi...¿Se necesita decir más?

    Las siguientes imágenes fueron publicadas en el sitio http://mauramcgurk.com

    Citando este sitio "Yo te vi- ¿Se necesita decir más?, Una frase de Mi Divina Lysi y el título de mi collage digital, resume su carácter directo...Este collage examina juguetonamente algunas dicotomías relacionadas a la fama de Sor Juana y a su vida privada"

    Autora: 


    Maura McGurk



    Twitter: https://twitter.com/Maura_McGurk


    20 de abril de 2013

    La Juana de Amado


    Nota: Imagen disponible en internet, no corresponde al texto original
    En Amado Nervo (1870‑1919) coexisten tres figuras recurrentes pero distintas que los años se han encargado de codificar: el poeta popular cuyos poemas se convirtieron en canciones de una cursilería ejemplar muy ad hoc para amas de casa; el escritor modernista de poco talento cuya obra no alcanzó a tocar ninguna de las fibras estéticas de su tiempo. Por último, el hombre de su siglo que practicó el ensayo y la crónica, la poesía y el periodismo, y sin embargo lo mataron las ideas recibidas en su infancia en el seminario donde le inyectaron y preceptos religiosos de baja estofa, que produjeron en él una miserable y pobre visión de Dios y de los seres humanos.
    Ninguna de esas tres imágenes le hacen justicia a la obra de un escritor que fue capaz de encarar la tradición -léase modernismo y otros movimientos fin de siglo-, asumirla con el único fin de trascenderla posteriormente. Basta acercarse a las etapas de la producción literaria de Nervo para comprobar su ascesis. La prosa fue su pasión y su gran afán perfeccionista; escribió cuentos y crónicas diversas, y uno de los textos que más lo definen, Juana de Asbaje (1910). Se trata de un libro que leyó Nervo en la Unión Ibero‑Americana de Madrid, el 28 de abril de 1910, como parte de los festejos del centenario de la independencia de México. En ese tiempo, explica Alatorre en su prólogo, un platillo exquisito de información y crítica literaria, "Sor Juana era conocida en México -y en todas partes- por las redondillas contra los Hombres necios, que ni siquiera hacía falta leer, pues muchos las sabían de memoria".
    Este libro, que ahora aparece con prólogo y edición de Antonio Alatorre, es sin duda un trabajo pionero, iniciador de la apreciación de la obra y la vida de sor Juana Inés de la Cruz, la gran poetisa del siglo XVII, que había sido menospreciada y poco entendida. En su mensaje inicial dice: "Queridos paisanos, Sor Juana es más de lo que ustedes piensan". Y Alatorre agrega: "Ningún mexicano, a lo largo de todo el siglo XIX, había lanzado ese esencialísimo mensaje". Y es que el siglo XIX olvidó rotundamente a Sor Juana. Muchas son las razones, ingratas unas, torpes otras, y casi todas provocadas por la "mira", el punto de vista de la crítica literaria, siempre tan frágil a las tesis aprobadas por mayoría. Nervo traspasó con su Juana de Asbaje esa línea de sombra. Hizo, entre otras cosas, un retrato agudo de la muerte de Sor Juana, la madrugada aquella del 17 de abril, "en que entre cuatro cirios y con un severo traje de mística golondrina, quedó, rígida, tendida, en la capilla del convento, la mujer siempre afable, siempre expresiva, movida siempre por una inteligente y afectuosa actividad; la mujer de grandes ojos luminosos, ventanas del genio, de fina nariz, de boca bella y pródiga en palabras de vida y de sapiencia, que con ágil y elegante andar recorría como una bendición los claustros; la religiosa en todas prendas superlativa; la mujer misteriosa que al nacer traía un alma ya muy vieja, venida de no sé qué mundos superiores, para la cual fue un juego aprender a leer a los tres años, embelesar a los ocho con su discreción y maravillar a los diez y siete con su ciencia!".
    Alatorre, que ha polemizado con algunos estudiosos de Sor Juana, gran erudito de los siglos XVI y XVII de la literatura española, ha hecho un trabajo minucioso con el libro. Así, lo pone al alcance no solamente de los especialistas sino de todos los interesados en la literatura, del lector común. Pero primero nos explica los motivos del olvido en que el siglo XIX sumió a Sor Juana. Un botón de muestra. Alatorre alude al "complejo de inferioridad" de la "mayor parte de los críticos mexicanos del siglo XIX, que en su condena del culteranismo se dejaban guiar siempre por lo que decían los españoles". A lo que se agrega la primera Historia de la literatura española escrita por George Ticknor, catedrático de Harvard, para quien Sor Juana fue "más notable como mujer que como poeta; nació en Guipúzcoa en 1651 y murió en México en 1695". Nadie se molestó en decirle a Ticknor, "señor, Sor Juana nació en Nepantla, cerca de Amecameca, ¡por Dios!".
    Con su estudio preciso y contundente sobre Sor Juana, Nervo abrió a los especialistas de la literatura del siglo XVII un amplio margen de discusión de los alcances y la dimensión de la obra de la monja jerónima, que aún sigue en pie. Inició además un tema de la opresión a la mujer, que el feminismo del siglo XX ha tomado como bandera. Dice Nervo: "La mujer de aquella época, en la Colonia sobre todo, de santos se daba si la enseñaban a leer, escribir y contar, medianuchamente siquiera". Más aún, subraya que en esa época atrasada "todo el mundo incitó a Sor Juana a versificar, a discurrir, a pensar, con excepción quizá del obispo de Puebla, don Manuel Fernández de Santa Cruz, quien con las enaguas de Sor Philotea de la Cruz le dijo las famosas palabras: 'Mucho tiempo ha gastado v.md. en el estudio de los filósofos y poetas; ya será razón que se perfeccionen los empleos y se mejoren los libros' ".
    El análisis de Nervo sigue paso a paso vida y obra de Sor Juana, la ubica, la relaciona con las costumbres, los hábitos y las lecturas de su siglo. En verdad, limpia la imagen de Sor Juana, un acto que era necesario después de un siglo XIX dedicado a menospreciarla o por lo menos a perdonarle algunos sonetos. Juana de Asbaje es una lectura que seguramente iluminó a los lectores de hace casi un siglo. Los tuvo que haber llevado por la vida de Sor Juana, señalándoles sus tropiezos, las presiones que recibió por su condición de mujer y monja, las rendijas que halló para no ceder y escribir, escribir. Hay libros interesantes por su información, guías para seguir a un autor y su obra, eruditos, profundos a fuerza de las reflexiones a que obligan al lector, entretenidos, refrescantes por su prosa clara. El de Nervo reúne esos atributos y se le agrega uno más, que me parece el más significativo: ser pionero en la valoración de sor Juana Inés de la Cruz, en un siglo que la había condenado a la retórica conceptista. Es un libro escrito, se ve claramente, con gusto, y este gusto lo transmite a sus lectores. 
    Después de una búsqueda incesante por hallar, primero lo sobrenatural, luego lo "cotidiano poético", y sobre todo el amor que no llegó jamás, Nervo desembocó en el silencio. "De hoy más, sea el silencio mi mejor poesía". La purificación que deseaba no apareció por ningún lado, aunque sin darse cuenta la vivió mediante una rara expiación que hoy llamaríamos autocrítica. De su propia obra fue su propio verdugo. En su Juana de Asbaje dice:
    Cuando en mis mocedades solía tomar suavemente el pelo a algunos de mis lectores, escribiendo mallarmeísmos que nadie entendía, sobró quien me llamara maestro; y tuve cenáculo, y dizque fui jefe de escuela y llevé halcón en el puño y lises en el escudo...
    En la monja de Nepantla halló no solamente un talento capaz de iluminar la "oscuridad" de su tiempo sino de vaticinar el futuro. Fue su interlocutora a distancia, su encuentro con el artista que es condenado por los dictados de la demencia que conduce a las sombras. La siguió incluso en la última recta del camino; Sor Juana dejó de escribir y, presionada por el obispo de Puebla, "sor Filotea de la Cruz" renunció a sus lecturas. Entonces, dice su primer biógrafo, el padre Calleja, enfermó
    esta prodigiosa mujer, de no trabajar con el estudio. Así lo testificaban los médicos, y la hubieron los superiores de dar licencia para que, de fatigarse, viviese. Volvió a sus libros con sed de prohibida, poniéndose rigurosos preceptos de no entrar a celda ninguna, porque en todas era tan bien querida que no podía entrar y salir presto.
    Del aislamiento a la muerte sólo hubo un paso. Morir era igual a abandonar el conocimiento. Amado Nervo llegó también a ese momento, "estoy fatigado del alpinismo", y se plantó. Cuando la evoca, la llama "divina sombra", y esta divina sombra lo conquistó de manera absoluta como puede verse en Juana de Asbaje.
    Nervo hizo un libro que es ensayo, antología de opiniones diversas de la obra poética de Sor Juana, antología de los textos más rigurosos de ella, biografía mínima, recolección de materiales básicos, como el del padre Calleja, primer biógrafo de la monja jerónima. Nervo entregó un libro que sería siempre recordado por su cálida escritura con que la retrata. Los problemas que cita aún siguen vigentes: ¿cuál es el origen de Sor Juana? ¿Qué significado último es el de su obra mayor, Primero Sueño? ¿Por qué se "dejó morir"? Con gran sencillez, Nervo dice que la respuesta es "el más bello documento que nos queda sobre la vida de la gran monja, el espejo donde se copia su imagen gigantesca. Léanla quienes tengan amor a la Musa no Décima, sino única de aquel tiempo, a la más radiante figura de mujer que haya atravesado nunca por los panoramas de nuestra historia, a la que exclamaba, sin embargo, en la carta misma: '¿De dónde a mí tanto favor? ¿Por ventura soy más que una pobre monja, la más mínima criatura del mundo y la más indigna de ocupar vuestra atención?' ".
    No son pocos los méritos del libro que aquí se comenta. Basta decir que constituye la primera lectura total de Sor Juana en el siglo XX.
    Amado Nervo
    Juana de Asbaje
    Introducción y edición
    de Antonio Alatorre
    CNCA
    México, 1994
    194 pp.

    Fuente: Nexos
    Realiado por:
    Alvaro Ruiz Abreu. Escritor. Es autor de José Revueltas: Los muros de la utopía
    Diponible en:http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=448242
    Fecha de publicación: 01/04/1996

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