"Creo que, junto con la Malinche y Frida Kahlo, Sor Juana constituye la trinidad de nuestra alma mexicana, 'la tres veces hermosa (que) / con tres hermosos rostros ser ostenta'", dijo Larralde al comentar su libro "El eclipse del Sueño de Sor Juana" (Fondo de Cultura Económica 2011).
En su libro, el investigador mexicano presenta una faceta de Sor Juana que no se había observado hasta ahora, "una Sor Juana con los suficientes conocimientos de astrología y astronomía como para estructurar con base en ellos lo que ella considera su mejor obra, la única que por su gusto hizo: Primero Sueño".
Sor Juana (1648-1695) nació en Nepantla y creció en Amecameca, a las faldas de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, comenzó a leer a los 3 años y desde entonces demostró un ansia "desmedida" por aprender de manera autodidacta, debido a que las universidades estaban vedadas para las mujeres en esa época.
Además, desde pequeña desarrolló una gran capacidad para escribir poesía, que la llevó a ser muy reconocida y calificada como "la Fénix de América" y "la Décima Musa" en los círculos intelectuales de la Nueva España, y más tarde en todo el mundo hispánico.
Larralde aseguró que la poesía de Sor Juana sigue cautivando a las nuevas generaciones, en particular "sus sonetos amorosos debido a la belleza y pasión de sus versos de amor, 'el lirismo arrebatado', como dijera don Alfonso Reyes".
También atraen "su denodada defensa de la libertad de pensar, aun contra toda autoridad (...), su alta poesía intelectual y su insaciable deseo de conocimiento arriesgándolo todo en el empeño, y su carácter juguetón y travieso que aligera festivamente tantas ensaladas, jácaras y villancicos".
El escritor consideró que tres siglos después de la muerte de Sor Juana, su obra y personalidad continúan generando nuevos estudios, ensayos, análisis, homenajes y reuniones académicas, debido a que fue la máxima poeta de México y la enciclopedista renacentista más importante de todos los tiempos.
Asimismo, destacó que fue una mujer que desafió a toda la sociedad patriarcal de su tiempo y rompió los esquemas machistas y misóginos de los últimos 10 mil años, y que sin más recursos que su inteligencia y su voluntad asimiló todo el conocimiento de su época.
Agregó que se ha puesto en duda considerar a Sor Juana como una "mística religiosa", pero aclaró que en su poema favorito, Primero Sueño, "al ascender su alma en un salto intuitivo hacia la Causa Primera, expresa lo inefable de la unión del alma individual con 'el Alto Ser', con una bella metáfora de indudable corte místico:
'La cual (el alma), en tanto, toda convertida
a su inmaterial ser y esencia bella, aquella
contemplaba, participada de alto Ser, centella
que con similitud en sí gozaba'".
Larralde aseguró que estos versos pertenecen a "la gran tradición de los místicos de todas las religiones, que con metáforas parecidas han expresado su anhelo, o inclusive la experiencia de ser Uno con el Amado, El Altísimo Dios".
Añadió que Sor Juana comparte la visión teológica de Nicolás de Cusa sobre el Universo y Dios.
"Así, nos lo dice la propia poeta, su universo no es el cerrado mundo ptolemaico, sino el universo infinito de Nicolás de Cusa y de Giordano Bruno, donde la Tierra es uno de los infinitos centros de un universo cuya circunferencia no está en ninguna parte", abundó.
En su libro, Larralde recuerda que Sor Juana sabía de astrología y que Primero Sueño fue escrito a partir de un eclipse lunar "sobre el cielo estrellado en movimiento de la Ciudad de México, la noche del solsticio de invierno de 1684 y el amanecer del siguiente día".
El lenguaje astrológico, "tan difundido en el siglo XVII en la Nueva España, actualmente ha caído en desuso en los medios académicos", apuntó.