“La despojan de sus ropajes mundanos, y le hacen ceñir el hábito. El lujoso traje de corte ha sido desechado para siempre. Las monjas elevan entonces sus voces cantando el Veni Creator Spiritus. Se escucha después el coro Vírgenes prudentes, preparad vuestras lámparas, he aquí que viene el Esposo. Se enciende el cirio que Juana Inés lleva entre las manos. La Madre Abadesa prende el velo a la toca de la que ahora se llamará, hasta su muerte, Sor Juana Inés de la Cruz, que permanece inmóvil y con los ojos bajos. El oficiante bendice el velo, mientras murmura: ‘Ven hija, óyeme, te enseñaré el temor de Dios.’ Juana contesta: ‘Ahora te sigo de todo corazón’. Se arrodilla y hace en voz baja los cuatro votos: obediencia, pobreza, castidad y clausura.” (López-Portillo, 1979:114-115)
Bibliografía: López-Portillo, M. (1979). Estampas de Sor Juana Inés de la Cruz. México: Bruguera
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